Ludwika Paleta confiesa, no está dispuesta a “humillarse” con tal de conseguir un papel en Hollywood, pues su hijo es prioridad.
Con el orgullo en alto, así de categórica la actriz Ludwika Paleta da énfasis a su faceta de madre, de tal forma, dice, no estaría dispuesta a “humillarse” para tocar puertas en Hollywood, pues no busca pensar egoístamente, sino en la estabilidad de su hijo Nicolás.
La histrión de ojos claros aparece en la revista Open del mes de agosto, y con la figura atractiva que le caracteriza, habla sobre los aspectos más privados de Ludwika, la mujer, así como de la mamá.
Son ya muchos años de aquella imagen infantil con la cual se dio a conocer y en sí es una etapa de la que tiene recuerdos gratos, pero no se desvive por ellos pues sus pensamientos importantes tienen un nombre: Nicolás.
“Todo lo que hago es pensando en que tengo un hijo”, declara.
Y cuando externa sus palabras, no es para que sean llevadas por el viento, pues la actriz está dispuesta a sacrificar una lucha por conseguir papeles en Hollywood en aras de tener una vida familiar plena.
— ¿Plutarco y tú nunca pensaron en emigrar a la Meca del Cine?
— No sé si estoy dispuesta a empezar de nuevo, precisamente por mi hijo. Él me cambió la perspectiva ; ya no estoy tan dispuesta a que me rechacen y a humillarme de nuevo; la verdad no.
Es cuestión de prioridad; irme significaría sacrificar muchas cosas, como la estabilidad de Nicolás aquí. Sería muy egoísta pensar sólo en mí; mi tiempo y responsabilidad con mi hijo son más trascendentes, declaró la esposa de Plutarco Haza.
Precisamente, al hablar de lo que han pasado tanto ella como su pareja y que influye en la percepción de su heredero, Ludwika externa que siempre habla con él para que no se deje llevar por lo que se publica en las revistas del corazón.
“Es un niño, pero entiende las cosas. Siempre le digo: ‘Nicolás, hay muchas revistas que publican chismes que no son ciertos. no hagas caso a todo y pregúntame, que yo siempre te voy a decir la verdad”, comenta para la publicación la actriz.
Finalmente, cuando se le inquiere si su hijo llegó en el momento justo (tenía 20 años), expresa:
“Todo llega cuando tiene que hacerlo”.
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